“Quizás para el padre el amor sea algo obvio, pero para el niño el amor abstracto suele ser algo invisible. Hay que decirle que la razón principal por la cual le ponemos límites o lo corregimos es porque lo queremos. Si amamos de verdad a un hijo eduquémoslo bien, ellos son el espejo o reflejo de de mi hogar”
1.- ¿Por qué es necesario poner LÍMITES y establecer REGLAS?
Los niños necesitan ser guiados por los adultos para que aprendan cómo realizar lo que desean de la manera más adecuada.
Lo que se LIMITA es la CONDUCTA, no los sentimientos que la acompañan. A un niño se le puede solicitar que no haga alguna cosa, pero nunca se le puede pedir que no sienta algo o impedirle una emoción o sentimiento.
ü Señale la situación problemática empleando pocas palabras. Los sermones son poco efectivos y alteran a las personas.
ü Sea firme, pero tranquilo.
ü Las REGLAS deben establecerse de común acuerdo entre padres e hijos, deben ser el producto de la discusión y el entendimiento.
ü La disciplina debe ser firme pero nunca grosera, respetuosa y no hiriente, o sea debe controlar pero nunca lastimar al niño.
ü NO queremos que los niños crean que porque deseamos ser sus amigos, ellos podrán hacer lo que deseen.
ü No queremos tampoco que nos tengan miedo. El mundo necesita gente que tenga coraje y que sea original, no gente TIMIDA.
Además, debemos recordar que el tono de voz, el uso de las manos, los gestos y las acciones pueden contribuir a controlar problemas. Las palabras del adulto también pueden ayudar al niño a comprender sus sentimientos y los de otros.
2.- Principios básicos para madres y madres que desean educar bien:
Nosotros LOS PADRES somos los educadores de nuestros hijos, la escuela o colegio sólo complementan.
Educar bien es enseñar a adaptarse a todas las situaciones: buenas o malas.
Educar no es proporcionar experiencias buenas y asilarle de las malas. Es ayudarle a aprender de ellas.
Educar bien a mi hijo (a), no es compensarle por lo que nosotros no hemos recibido en nuestra niñez. “Los hijos no nacen con tus carencias ni necesidades, no se las crees”.
Debo ser consciente de lo que me transmitieron cuando me educaron.
Debo educar en el presente con perspectiva de futuro.
Una mala actuación ahora se paga con creces en el futuro.
No debo angustiarme. Si no puedo, busco ayuda.
No existen los superpadres, todo el que te comente que su relación con su hijo es perfecta, puede ser que necesite aparentar o que no quiere ver los problemas.
No importa lo que sucedió en el pasado, si hay problemas hay que “tomar la situación de inmediato”.
Sé positivo. Dile a tu hijo lo que te gusta y pon un límite a lo que no te gusta.
Un niño (a) es una antena parabólica constante. Se entera de todo, lo imita todo. El niño aprende más de lo que ve, que de lo que decimos.
El mayor deseo del niño es controlar el entorno. El entorno también estamos nosotros. Controlar nuestras reacciones le fascinará, incluso aunque sea a costa de que nos enfademos con él o ella.
Nunca debo mentirle. Si lo hago haré de él una persona inmadura (necesitará que le disfracemos las cosas para aceptarlas) y un inseguro (si no puedo confiar en mis padres ¿en quién puedo confiar?
Levantar castigos o encubrir los errores sólo es sobreprotección. Las personas sólo aprendemos de nuestros errores si vivimos las consecuencias de los mismos. Formamos hijos inmaduros incapaces de enfrentarse a la frustración.
El mayor deseo de un niño es que papá y mamá estén pendientes de él. La atención que le prestamos es nuestra mejor arma. Quién sabe cómo y cuándo prestar atención a su hijo(a) sabe educar.
Cuando se produzcan desacuerdos entre los padres sobre la forma de educar a los niños, nunca se deben discutir delante de ellos.
Evite centrar la autoridad en un solo padre – madre. No delegar la autoridad en otro· No se desautorice nunca.
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